A medio camino de Fuerteventura y Lanzarote, en el estrecho de Bocaina, se encuentra el magnífico islote de Lobos. En esta porción de tierra, inhabitada por el ser humano, triunfa la vida marina y terrestre en un ecosistema protegido. Así, en sus escasos 6 km², albergan más de 130 especies vegetales endémicas y aves en peligro de extinción que gracias a la denominación de Parque Natural, tienen la oportunidad de conservarse. No fue el caso de los lobos marinos que habitaban la isla, pues en una época anterior a la salvaguarda fueron capturados por los pescadores creyéndose una amenaza para la actividad en la zona. Es por esto que la isla recibe el nombre de isla de Lobos, debido a la presencia de estos animales, que hoy en día se planea recuperar.
¿Cómo se llega entonces a este rincón del archipiélago? Viajaremos a Fuerteventura para luego salvar la escasa distancia de dos kilómetros que nos separa de la isla a bordo de un cómodo ferry. Una vez allí quedarás maravillado con la estampa de un lugar que parece sacado de una película. Las formas volcánicas se mezclan con la arena dorada depositada por los vientos provenientes del desierto africano, en una combinación espectacular. Por otra parte, las aguas cristalinas toman los colores del limpio cielo azul generando un contraste perfecto que valdrá la pena inmortalizar con tu cámara. De esta manera, estamos seguros de que tu curiosidad se despertará frente a la grandiosidad del islote, queriendo saber qué otros sitios visitar. Afortunadamente, serás capaz de descubrirlos por ti mismo en esta ruta. ¿Puede ser mejor?
En Lobos existen multitud de senderos que llevan a un lugar u otro de la isla. Gracias a esta red de unos 14 km, llegaremos a la mayor altitud de la isla, la montaña de la Caldera, con 123 metros de altura, y disfrutaremos de una panorámica completa de la misma. Asimismo, nos podremos dirigir luego por otros caminos hacia la casa del antiguo farero y el único establecimiento de la isla, una pequeña tasca que lleva su nombre. Los trabajadores de este lugar son, junto a los pocos campistas y los turistas de paso, la única presencia humana allí. Por ello, no debes esperar cómodas instalaciones sofisticadas... viajar a Lobos supone recuperar la ancestral relación de la humanidad con la naturaleza, así que abre tu mente y disfruta de un lugar donde sencillez se traduce en majestuosidad. Te aseguramos que finalmente, este rincón del mundo te conquistará para siempre. ¡Contácta con nosotros para ponerle fecha a tu visita!