A tan solo 2 kilómetros de Lanzarote nos encontramos con La Graciosa, una isla de tan solo 29,05 km² y una población de menos de mil personas. Se trata de una pequeña porción de desierto en medio del océano, en el área protegida del archipiélago Chinijo. Si tienes la necesidad de volver a conectar con la naturaleza, en esta isla mágica cumplirás tus sueños. Imagínate en una playa sin apenas gente, totalmente natural, sin sombrillas y hamacas de plástico estropeando las vistas… un magnífico remanso de paz y tranquilidad donde poder sumergirte en reparadoras aguas cristalinas. ¿No te parece un lugar perfecto para poner el broche de oro a tus vacaciones en las Islas Canarias? Si todavía no lo tienes claro, ¡sigue leyendo!
Te aseguramos que La Graciosa es completamente única, la más árida e inhóspita de las islas, paradójicamente cuenta con una gran biodiversidad marina y alberga muchas aves en peligro de extinción. Por otra parte, la vida en tierra es un poco más difícil. Son algunos pescadores locales los que viven permanentemente allí, pues la población ha ido abandonando gradualmente la isla por las comodidades que ofrece la isla vecina. Sin duda, este lugar está hecho para el amante de la vida simple, que disfruta con los pequeños regalos de la naturaleza y no necesita grandes posesiones para ser feliz. Es por esto que los gracioseros te harán sentir como uno más, sin ningún tipo de artificio. De esta manera, en el puerto Caleta de Sebo y en la pequeña localidad de Pedro Barba, los dos núcleos de población de la isla, te encontrarás con modestos alojamientos y todos los servicios mínimos para que el turista pase unos días inolvidables.
Asimismo, La Graciosa guarda historias increíbles que incluyen tesoros enterrados. Y es que hace siglos, este fue un lugar de escondrijo para los piratas. Un sitio peligroso y misterioso donde los bárbaros al parecer escondían sus preciados botines. Más tarde en el tiempo, los lanzaroteños también tomaron la isla para protegerse de las erupciones. Debido a la proximidad de estos dos territorios, los viajes han sido siempre frecuentes gracias a los taxis acuáticos. Es así como llegaremos nosotros, pues en la Graciosa no existe más infraestructura que un pequeño puerto.
Muchos turistas que llegan de esta manera describen el viaje como una aventura que vale la pena correr por la joya que se encuentra al final del camino. Algunos la describen como uno de los rincones más románticos de Europa y no les falta razón, dado que la atmósfera que se crea a partir del atardecer es cautivadora. Tu presencia allí te hará comprender que el verdadero lujo está en el disfrute de lo simple: el placer de una cena en buena compañía. Podrás degustar los más frescos manjares como el pescado fresco recién capturado acompañado del mejor vino rosado en un lugar idílico, a orillas del Atlántico. Déjate llevar por las sensaciones y descubre tu nuevo lugar favorito en el mundo. ¿A qué esperas para poner rumbo a La Graciosa? ¡Contacta con nosotros!