El caserío de Taganana es un lugar único en Santa Cruz de Tenerife. No encontrarás un sitio mejor para desconectar y obtener una paz interior que supere todas tus expectativas. La maresía te impregna el espíritu de positividad y las olas te alegran el día con su constante danza. Es una delicia sumergir los pies en la brillante arena volcánica más pura de las playas menos transitadas en Canarias. Se trata de una experiencia auténtica que te cambiará la forma de ver y relacionarte con la naturaleza.
Enmarcado en el Parque rural de Anaga, reino de Beneharo, Menceyato de Anaga, se nos llena el corazón de dicha al entrar en él. Existe un magnetismo que va in crescendo al adentrarte entre los tupidos árboles y pisando el suelo tapizado de verde vegetación.
Aquí no encontrarás ningún hueco severamente transformado por el ser humano, por lo que la virginidad de la naturaleza en todo su elemento te dejará boquiabierto. Tú eres el mero espectador de la cotidianeidad del ciclo vital de ese bosque viviente cuya flora y fauna nace y muere en él. La vida abarca todos los rincones: los escarpados barrancos que llevan a las hermosas playas, las pequeñas cascadas y lagos que se forman cuando el invierno ha sido generoso... sencillamente, faltan palabras para describir este lugar, tendrás que sentir su intensidad en tu propia piel.
En los caseríos de Anaga tenemos el ejemplo claro de la buena gestión y utilización de los recursos naturales. Los vecinos aprovecha todo lo que le brinda la naturaleza para mejorar su calidad de vida. Estos conjuntos de casas repartidos por el Macizo de Anaga datan del siglo XVI y están compuestos, respectivamente, por no más de cien personas. Así, podemos determinar la íntima unión de sus habitantes con la naturaleza de generación en generación.
Como consecuencia, Taganana alberga una de las iglesia más antigua de Tenerife, Nuestra señora de las Nieves. Además, al ser una tierra fértil, se produce la materia prima necesaria de los encantadores restaurantes situados a lo largo de la costa: principalmente, la papa bonita y la vid.
Respecto a esto, la organización te ofrece la oportunidad de degustar el pulpo a la parrilla, el coronado como plato estrella de la zona entre las otras exquisiteces culinarias tradicionales.
Al mismo tiempo, tendrás el privilegio de quedar maravillado con la singular panorámica del bello horizonte; en la que los roques emergen desde las profundidades del mar y crean formas únicas dentro del agua. Como si la impresión fuera insuficiente, podrás deambular por este paraíso bautizado como la playa de Benijo. Sentirás la arena negra amoldarse bajo tus pies y la maresía desconectando cualquier pensamiento negativo en tu cabeza. Asimismo, si no tomas la fotografía perfecta, seguramente encuentres instantáneas de este famoso lugar en cualquier material promocional del Archipiélago.
Después de este alto en el camino procederemos a seguir nuestra ruta. Esta vez haremos una pequeña parada para enfrentarnos con nuestros miedos en la granja del Draguillo, cuyos senderos de acceso dan vértigo. Si miras abajo verás un gran precipicio no apto para cardíacos, por lo que si te atreves a echar un vistazo, siéntete orgulloso de ti mismo. Estos caminos son solamente transitados por los escasos siete habitantes de la zona. ¡Una verdadera experiencia!
Para concluir nuestro recorrido nos dirigimos a Santa Cruz por las estrechas carreteras que bordean las montañas. Allí descansamos de la larga excursión en la fabulosa playa de las Teresitas, cuya arena blanca proviene del Sahara. Y si no te atrae la idea de darte un chapuzón, puedes descansar tranquilamente en los chiringuitos, bares y cafeterías cercanos.
Este tour está pensado para que recibas la más completa atención en todo momento. Tú solo preocúpate de disfrutar, nosotros hacemos todo lo demás. ¡Contáctanos para concretar los detalles!